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En primera fila
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En primera fila

New York celebra estos días su semana de la moda, dando así inicio a la ronda de pasarelas que se van a suceder a lo largo de este mes de febrero y principios de marzo en las distintas ciudades que marcan los cánones del vestir cada temporada.

Los creadores muestran cada 6 meses los nuevos diseños bajo la atenta mirada de sus selectos clientes e invitados y los flashes de prensa, bloggers y todo un sector ansioso de novedades.

Ahora mismo, y sin que nos haya llegado aún de lleno el frío invernal, en NY están ya presentando los modelos que formarán parte del steet style el próximo otoño invierno, dentro, casi, de un año. Las modelos lucen ropa, calzado, bolsos, sombreros, joyas y demás complementos, que hacen suspirar a fashion victims de todo el planeta y mueven un negocio millonario que necesita reinventarse cada 6 meses, cada ciclo otoño –invierno y primavera-verano.

Y es que esta moda actual es el resultado de la creatividad de los diseñadores y agujas, a la que modernamente se le añaden las correspondientes dosis de innovación, técnica y funcionalidad para saltar de las pasarelas a la calle y hacerse accesible al gran público, dispuesto a seguir las tendencias que nos llegan cada temporada y se desechan al poco, en un constante In & Out.

Seguro que en los próximos días vamos a ver determinados elementos de formas, colores, cortes, volúmenes, largos de falda, ancho de hombreras, etc, comunes a todos los desfiles. Es normal, son las tendencias que rigen cada temporada. Ahora resulta, por ejemplo, que lo más son los zapatos de tacón ancho que llevaban nuestras abuelas. Si lo hubiera sabido antes, ¡a buena hora habría dejado que mi madre tirara medio armario de reliquias!.moda1-1024x682.jpg

Pero, claro, una cosa es que Pantone diga cada año cuál va a ser el color de la temporada (aviso, el rosa pálido es el color de moda), tendencia que seguirán todas las casas, o que se lleve el largo midi para las faldas (que ya hay que tener estilazo para llevarlo sin que parezca el recatado uniforme del colegio), y otra bien distinta traspasar la fina línea que separa la inspiración de la copia y la imitación de la creatividad ajena, fenómeno que, a menudo, se da en este sector.

Además de los casos de mayor repercusión mediática que han enfrentado a importantes maisons, como la larga disputa entre Loboutin e YSL por la suela de zapato roja, a menudo los modistos tienen que hacer frente a falsificaciones y copias de sus modelos que no solo afectan a su imagen de negocio y cifras de facturación, sino al prestigio de su marca y sus diseños, que son burdamente copiados y puestos masivamente en el mercado, ya sea sobre una manta en los paseos de cualquier ciudad o, aún peor, en las grandes cadenas de confección.

Estas copias son un auténtico quebradero de cabeza para las grandes firmas, que dedican grandes inversiones a la innovación y el diseño de sus modelos para ser exclusivos y, tras su presentación en los desfiles, ven inundados los escaparates de artículos muy similares.

La respuesta judicial, a menudo, resulta insuficiente y extemporánea. De poco sirven la victoria moral y una escasa indemnización económica que, cuando llegan, lo hacen varios años después, cuando aquella colección está más que olvidada y pasada de moda.

De ahí que la normativa comunitaria sobre el diseño industrial haya creado dos mecanismos muy interesantes para satisfacer los intereses de este sector, en constante renovación de sus creaciones:

Por un lado, el llamado diseño no registrado, que protege a su titular frente a las copias idénticas, las que se conocen popularmente como “falsificaciones”. De esta forma se da cobertura a diseños efímeros, de temporada, a los que las empresas no precisan dedicar un dinero en registros.

El diseño comunitario no registrado abarca tanto los modelos, -los artículos en sí-, como los dibujos, -las estampaciones u ornamentaciones. Los dibujos y modelos comunitarios no registrados ofrecen protección durante un período de tres años como máximo desde la fecha de su primera divulgación en el territorio de la Unión Europea, ya sea por su publicación, exhibición, comercialización, etc.

Puesto que no se exige el registro, es importante contar con pruebas de la fecha en que se produjo dicha divulgación, ya que la normativa requiere que los diseños sean conocidos en el tráfico comercial normal por los círculos especializados del sector de que se trate, que operen en la Comunidad. Estas pruebas pueden consistir, por ejemplo, en su aparición en revistas en las que figure la fecha, anuncios de una campaña de publicidad, la exhibición en una feria internacional… También podría ser interesante realizar un depósito legal, notarial, o ante el Registro de la Propiedad Intelectual, donde se incluyan desde los primeros esbozos hasta los diseños finales, para acreditar así la originalidad de las creaciones.

De otro lado, los diseñadores cuentan con el llamado “año de gracia”, durante el cual pueden probar sus creaciones en el mercado para valorar su potencial comercial y, dentro de esos 12 meses, solicitar válidamente el registro sin haber perjudicado por ello los dos requisitos que la normativa legal comunitaria exige para otorgar protección a un diseño: de un lado, su novedad, es decir, que no se haya hecho público un diseño idéntico, entendiendo por tal que sus características difieran tan solo en detalles insignificantes y, de otro, su carácter singular, o sea, que la impresión general que produzca en los usuarios informados difiera de la impresión general producida por cualquier otro dibujo o modelo que ya sea público, teniendo en cuenta, en cada caso, el margen de libertad del autor, porque una chaqueta ha de tener siempre dos mangas y un zapato ha de adaptarse necesariamente a la forma del pie.

Antes de que acabe el año desde la fecha de la primera divulgación, las empresas han de registrar aquellos diseños que constituyen sus colecciones insignia o artículos de continuidad, consiguiendo así derechos exclusivos durante 5 años, que pueden seguir renovando hasta un máximo de 25, gracias a la figura del diseño comunitario, que les ofrece una cobertura unitaria en los 28 Estados Miembros de la Unión Europea.

Empieza el desfile…

 

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